Nuestro emblema


El colibrí se usa desde tiempos prehispánicos como amuleto para propiciar el placer sexual, el erotismo y también como protección para los lugares de trabajo, pues es símbolo de fuerza y resistencia.

La imagen es un colibrí a punto de beber de una flor de murciélago, o de mariposa, algo que ocurre con frecuencia aunque parezca una transgresión a los cánones de la biología floral. Hay distintas formas y colores de flores, adaptadas a diferentes polinizadores. Las flores rojas y alargadas y sin pétalos grandes ofrecen su néctar a los colibríes, que lo extraen metiéndoles la lengua.

Las personas aficionadas a la naturaleza han observado que en los lugares donde crecen estas flores también hay colibríes, y que el tamaño y la curvatura de sus picos tiene gran parecido con ellas. En regiones con flores muy largas las aves tienen picos igualmente largos y viceversa.

La correspondencia morfológica produce la idea de posesión mutua: el ave parece propiedad de las flores y las flores del ave, muy similar a la que se espera por el tamaño y forma del pene respecto a la forma y profundidad de la vagina. En ambos casos se trata de estructuras coadaptadas, pero no exclusivas, los colibríes visitan muchas otras flores y les meten sus lengüitas a las flores blancas, aromáticas y nocturnas, más propias de murciélago; y a las flores amarillas de abeja o mariposa. La observación atenta permite descubrir que también todos los tipos de flores son visitados prolijamente por muy distintos animales, que bebemos sus néctares.

La naturaleza no es tan determinista y exclusiva. La misma reflexión puede aplicarse a los genitales humanos: el intercambio de placer no se limita al encuentro de los penes con las vaginas.

Nuetro emblema nace inicialmente de la unión de las imágenes “flor” y “colibrí”, en una composición asimétrica que genera una tensión visual y que trasmite dinamismo, movimiento, inquietud por alegría y vitalidad, la flor es una estilización del símbolo náhuatl que se representa palabra y/o comunicación, utilizando de manera modular para contribuir los pétalos de una flor que es invitante, sensual, es ligera ya que se sitúa en el extremo izquierdo de la composición, y el colibrií usando igualmente el símbolo náhuatl, se crean las alas de un ave muy estilizada, elegante, vuela libre hacia su objetivo mirando hacia la izquierda, como elemento retomando de la palabra ”Huitzlopochtli”. (Colibrí Izquierdo)